Tras haberme formado en diferentes corrientes de la psicología me gusta definir mi enfoque como un enfoque integrador. Mi terapia es una combinación de terapia cognitivo conductual y terapias más emergentes como son las de tercera generación.
La primera cuenta con gran aval científico sobre su eficacia y muchos años de estudio. Está centrada en la reestructuración de creencias disfuncionales y cambios de conducta. Se trata de una corriente muy completa puesto que citando las palabras de Prada (2011), “los procedimientos mixtos, donde se trabaja en el aspecto cognitivo, afectivo y comportamental, son los mejores, pues abarcan toda la persona”. Sin embargo, hay veces que las situaciones se escapan del control de la persona, y en las cuáles el intento de no sentir una emoción "negativa" sólo conllevan a mayor sufrimiento y sentimiento de culpa. Aquí entran en juego las terapias de tercera generación, centradas en la aceptación de emociones y en la adquisición de estrategias para aprender a lidiar con situaciones incómodas de forma adaptativa.
Además me ayudo de las tecnologías emergentes como son la Realidad Virtual y los vídeos 360º en los casos en los que se vea óptimo para el afrontamiento de miedos o situaciones temidas, siempre desde la seguridad que se ofrece dentro de la terapia y estando debidamente formada en las terapias de exposición.
Ofrezco un enfoque que basándose en esas dos corrientes, e influenciadas por otras que he ido aprendiendo en mi trayectoria como profesional, se adapta a cada individuo porque cada persona es un mundo único, con su propio conjunto de experiencias, pensamientos y emociones, y merece ser entendida y apreciada desde esa perspectiva individual.